Pasitas de chocolate: un antojo del universo

Pasitas de chocolate: un antojo del universo

Publicado el agosto 22 2025, Artículo de Julio César González Delgado

Hay antojos que parecen alinearse con los planetas: pequeños, brillantes, dulces en el centro y con una órbita de cacao perfecta. Así son las pasitas de chocolate: una uva pasa jugosa abrazada por una capa de chocolate que cruje apenas y se funde después. Un bocado que cabe en la palma de la mano y, aun así, es capaz de encender recuerdos, brindar energía y mejorar cualquier tarde.

1) ¿Por qué nos encantan?

La magia está en el contraste: la acidez y dulzor natural de la uva pasa equilibran el amarguito del cacao (o la cremosidad del chocolate con leche). El resultado es una botana que se siente casera y, a la vez, gourmet. Además, el tamaño “de un bocado” facilita controlar porciones: abres la bolsa, tomas unas cuantas… y el buen humor se activa.

2) Del viñedo al cacao: un dúo que funciona

Las pasas nacen de uvas deshidratadas al sol o en túneles de aire caliente; concentran azúcares naturales y fibra. El chocolate aporta antioxidantes (flavonoides) y ese perfil aromático que va de notas de café a toques a nuez, según su tostado. Juntos forman una pareja clásica: fruta + cacao, dulce + sutil amargor, suave + crocante.

3) Tipos de cobertura y cómo saber cuál elegir

  • Chocolate amargo (70 % o más): sabor intenso, final limpio, menos azúcar. Ideal si te gusta el cacao protagonista.

  • Chocolate semiamargo (55–69 %): el balance perfecto; el cacao manda, pero la dulzura abraza.

  • Chocolate con leche (30–45 %): más cremoso y reconfortante; realza lo carameloso de la pasa.

  • Chocolate blanco: mantecoso y suave; buen contraste con pasas más ácidas.

Tip rápido: Si ves un porcentaje de cacao claro y una lista corta de ingredientes, vas por buen camino.

4) Artesanía que se nota

La diferencia entre una pasita “del montón” y una pasita premium está en el templado del chocolate y en el punto de cobertura. Un chocolate bien templado brilla sin verse grasoso y tiene un “quiebro” ligero al morder. En pequeñas tandas, el enrobado es uniforme, la pasa se siente carnosa —no seca— y el cacao abraza sin ahogar.

5) Cómo disfrutarlas (más allá de la bolsita)

  • Con café de olla: la canela y el piloncillo hacen fiesta con el cacao.

  • Con mezcal joven o vino tinto ligero: la acidez frutal de la pasa limpia el paladar entre sorbos.

  • Sobre yogurt o helado de vainilla: agrega textura y contraste.

  • En granola o mix de frutos secos: sube el nivel de tu trail mix casero.

  • En repostería rápida: galletas, brownies o panqué de plátano con pasitas de chocolate encima, y listo el toque celestial.

6) ¿Cómo elegir una buena pasita de chocolate?

  1. Brillo natural y uniforme (sin exceso de aceite).

  2. Capa pareja de chocolate; que no haya “charcos” ni partes descubiertas.

  3. Aroma a cacao nítido, sin notas rancias.

  4. Textura jugosa al morder: la pasa debe sentirse suave, no cristalizada.

  5. Info clara en la etiqueta: porcentaje de cacao y tipo de grasa (mejor manteca de cacao que sustitutos vegetales).

7) Conservación: que el universo siga en su órbita

El chocolate ama lugares frescos, secos y oscuros. Guarda tus pasitas entre 18–22 °C, lejos del sol directo y fuentes de calor. Evita el refrigerador a menos que vivas en clima extremo; la humedad puede opacar el brillo. Si hace mucho calor, usa un contenedor hermético con gel pack cerca (sin contacto directo) y consúmelas pronto. ¿Aparecieron manchitas blancas? Es bloom; luce raro, pero el sabor sigue bien.

8) Bienestar que se disfruta

Sin ponerse técnicos: estás comiendo fruta real con una cobertura de cacao. Eso significa fibra (saciedad) y compuestos del cacao que ayudan al buen humor. ¿La clave? Porción consciente. Un puñito satisface el antojo y acompaña perfecto tu pausa de la tarde.

9) Pasitas en México: tradición que evoluciona

Aunque asociamos la pasa con pan dulce o arroz con leche de la abuela, hoy las pasitas de chocolate viven un renacimiento: aparecen en mesas de café de especialidad, barras de postres y bolsitas on the go. Y cuando el cacao es mexicano y se trabaja con criterios de comercio justo, el antojo sabe todavía mejor.

10) El bocado que siempre cabe

No ocupan plato ni cubiertos, no derraman cremas ni son pegajosas. Son el “sí” confiable de tu bolsa, mochila o cajón de la oficina. Cuando el día se pone pesado, dos o tres pasitas de chocolate te devuelven el foco y la sonrisa.

 

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